Cuando me incorporé a mi actual empresa, arrastraba hábitos poco saludables: dormía mal, mi relación con la comida no era buena, vivía con estrés constante y no prestaba atención a mis necesidades. Al principio, fruto de mi ambición y mis ganas de aprovechar la oportunidad, pensaba en “aguantar” como parte del proceso, pero pronto empecé a sentir que algo no iba bien y que mi dinámica de vida era insostenible, tanto a nivel profesional como personal.

Decidí acudir a Daniel a raíz de una charla que impartió dentro de mi empresa. Encontré mucho más de lo que esperaba pues, desde el primer momento, me hizo sentir que no estaba sola y que siempre tendría un acompañamiento profesional y humano de verdad.

Empezamos por lo básico —alimentación, descanso, ejercicio físico—, para después ahondar en temas más profundos: ¿cómo gestiono la presión? ¿Cómo afecta mi autoexigencia? ¿Soy capaz de poner límites? Todo eso estaba impactando directamente en mi salud. Además, me ayudó a resolver mis problemas digestivos.

Gracias al asesoramiento y acompañamiento directo que he recibido por parte de Daniel, junto al trabajado con otros profesionales médicos y psicólogos a los que él me ha derivado, he podido ordenar mis rutinas, priorizarme sin sentir culpa y entender que cuidarme no es un lujo, sino una necesidad para sostener el ritmo que implica trabajar dentro de mi empresa. Además, al estar mejor, no siento una sobrecarga constante, puedo aportar más a mi equipo y nuestra dinámica de trabajo ha mejorado.

Si alguien se siente al límite o simplemente desorientado con respecto a su salud y bienestar, mi consejo es que no espere a tocar fondo. Pedir ayuda no es un acto de debilidad, sino de responsabilidad y, para mí, hacerlo, ha marcado un antes y un después.

La primera vez que asistí a la consulta de Daniel no tenía muy claro mi objetivo. En general, no me sentía bien, mi tiroides estaba desregulada, tenía el colesterol alto y me habían diagnosticado prediabetes, pero, en ese momento, sólo quería perder peso. Sin embargo, rápidamente, Daniel me reorientó y me ayudó a priorizar mi bienestar integral que, en ese momento, en realidad, no era precisamente mi peso.

Hice cambios en mis hábitos de forma adaptada a mi tipo de vida, gustos, preferencias… hábitos que siguen presentes. Daniel me ha ayudado a encontrar el balance físico, mental y emocional. También a romper estereotipos
y, sobre todo, a saber qué es lo que tengo que mirar para valorar si estoy saludable o no. He aprendido que la salud va mucho más allá de una figura o una cifra concreta.

Lo que más valoro de Daniel es su criterio científico, respaldando siempre sus propuestas en estudios contrastados. Su metodología no promete milagros, pero es lógica, coherente y sostenible. Me ha ayudado a navegar y guiarme
con situaciones médicas, emocionales y profesionales. Me gusta mucho su estilo directo, retador, empático y enfocado verdaderamente en cuidar de las personas. 100% recomendable.

Pedí cita con Daniel porque me encontraba sobrepasado y con ansiedad y, en consecuencia, había dejado de ocuparme de mí mismo: comía poco y mal, había dejado de hacer ejercicio físico, no dormía bien…Además, justo al
empezar, aparecieron nuevos problemas de salud que lo complicaron todo, así que Daniel tuvo que adaptarse para ayudarme a encaminar mi recuperación.

Con Daniel entendí los pilares de la salud y el bienestar y, sobre todo, que cuando uno cae, se tambalean todos. En mi caso, los más frágiles eran: la gestión emocional, el sueño y el ejercicio físico. Daniel me ofreció la
suplementación que necesitaba, consiguió que me apuntara al gimnasio y lo incorporara en mi día a día y me ayudó a gestionar mi ansiedad. Además, me derivó a uno de los psicoterapeutas con los que trabaja, quién me ayudó a sanar los temas del pasado que me estaban impidiendo estar bien, mientras Daniel trabajaba en el presente. 

Daniel me ha ayudado muchísimo. Conseguí salir del bucle en el que estaba entrando por mi cansancio y ansiedad. Además, me acompañó durante procesos de salud que fueron muy serios, me orientó sobre cómo gestionarlos
y me ayudó a salir de ellos sin secuelas. Ahora sé que no puedo olvidarme de mí, de mi mente ni de mi cuerpo y que necesito cuidarme. Conocer a Daniel ha sido un antes y un después.

Decidí acudir a Daniel cuando me di cuenta de que estaba completamente desconectada de mis necesidades básicas: comía mal, dormía poco y vivía en piloto automático. Con la ayuda de Daniel, entendí qué significa realmente cuidarse, empezando por la alimentación, pero yendo mucho más allá. No solo aprendí a escuchar a mi cuerpo, sino también a identificar cómo mi forma de afrontar el trabajo y mi vida personal —el perfeccionismo, el síndrome del impostor, la presión constante por rendir— estaban afectando a mi relación con la comida y mi salud.

Durante un año trabajé con Daniel y con uno de sus psicólogos de confianza y gracias a ese proceso aprendí a alimentarme, a poner límites, a priorizarme y a construir una forma de vivir más equilibrada, tanto física como emocionalmente. Si hay algo que cambiaría de esta experiencia, es no haber empezado antes.

Acudí a Daniel porque me sentía muy cansado y me resultaba muy difícil concentrarme. Tampoco podía dormir bien. Además, había perdido peso y era incapaz de rendir en el gimnasio. Me recomendó hacerme una analítica de sangre y, tras ello, me sugirió algunos suplementos y me ayudó a organizar una estructura de alimentación superfácil de aplicar. Al mismo tiempo, dado que mi estrés y mi ansiedad eran el principal motivo por el cual no comía lo suficiente o, en otros momentos, lo hacía en exceso, trabajamos algunas herramientas prácticas para mi autorregulación emocional. He aprendido a comer bien de forma muy sencilla, duermo bien y he vuelto a rendir en el trabajo y en el gimnasio.

Fui a la consulta de Daniel porque llevaba muchos años con diarrea y dolores de tripa constantes sin saber a qué se debían. Además, estaba muy cansada continuamente, a pesar de que dormía bastante y hacía deporte. Siempre lo achacaba a que la comida estaba en mal estado o a que yo tenía las defensas bajas y no me imaginaba que el problema se pudiera resolver.

Desde la primera cita, Daniel supo perfectamente qué me pasaba y me explico las razones, aunque, antes de nada, me recomendó ir al médico digestivo para hacerme las pruebas correspondientes y descartar cualquier patología. Los resultados confirmaron lo que Daniel me había explicado inicialmente y comenzamos con la dieta, suplementación y una rutina que Daniel me explicó con todo tipo de detalles y razones.

Estuve 10 meses siguiendo sus pautas y poco a poco comencé a ver resultados. De forma paulatina, empecé a hacer vida normal. Daniel me ha resuelto completamente el problema y ahora puedo comer cualquier cosa de forma normal y sin miedo. No tengo dolores de tripa y tengo muchísima energía. Daniel, gracias a su enfoque personalizado, me ha ayudado a mantener nuevos hábitos desde un enfoque global de la salud. Ahora hago muchas más actividades de las que hacía antes y estoy encantada con el cambio.